Picos de Europa (19/07/24-21/07/24)

Medio de transporte: Moto

Ruta (900 kms.): Frómista, Guardo, Cascada de Nocedo, Puebla de Lillo, Puerto de San Isidro, Gamoniteiro, Proaza, lagos de Salienza, Pola de Somiedo, Villablino, Balouta, Ponferrada, Valle del Silencio, Peñalba de Santiago, Herrería de Compludo, Foncebadón, Astorga, Salamanca

19/07 Frómista, Guardo, Cascada de Nocedo, Puebla de Lillo, Puerto de San Isidro, Gamoniteiro, Proaza

Esta vez el punto de partida del viaje es Frómista, un pueblo que no hay que perderse si no se conoce, para lo cual nos desplazamos allí desde Salamanca. Vamos siguiendo el Camino de Santiago vía Carrión de los Condes y Saldaña hasta llegar a Guardo, donde hacemos la primera parada técnica a tomar un café y donde por fin empiezan las curvas.

Una vez que nos metemos en los Picos de Europa la primera parada es la cascada de Nocedo, muy original, ya que está entre piedras. Hay que meterse en una especie de cueva para ver la caída de agua. Muy chula.

Seguimos adelante y paramos a comer en La Vecilla, en el restaurante Nuevo Orejas al lado de la estación del FEVE donde nos ponen un buen arroz caldoso hecho con un fumé de pescado casero, en lo cual insistió mucho el camarero. Estaba bueno y una dosis generosa.

Seguimos adelante pasando por Puebla de Lillo y subimos el Puerto de San Isidro, donde nos espera una manada de vacas que no tiene la intención de apartarse. Hacemos un poco de tiempo hasta que se retiran y seguimos adelante.

Bajando el puerto paramos a tomar algo en Felechosa, que es un punto de partida de sendas turísticas de todo tipo (senderismo, moto, quad, bici…).

Nuestra intención era subir al Gamoneteiro, famoso por ser el final de alguna ruta de la Vuelta Ciclista a España, pero es un camino estrecho y arduo que nos llevaría más de una hora, por lo que desistimos y seguimos adelante hasta Proaza. Es uno de los pueblos más turísticos de la zona, bien surtido de todo y bonito de patear. Dormimos en el hotel Torrepalacio. Suficiente, y con lo cansados que íbamos nos supo a gloria. Cenamos también en el hotel.

Para cenar algo ligero nos comemos dos buenos cachopos, eso sí con patatas fritas para rebajar.

20/7 Proaza-Lagos de Saliencia-Villablino-Balouta-Ponferrada

Desayunamos como personas mayores en el hotel e iniciamos la ruta a través de los Picos de Europa en dirección a Los Ancares. Esta jornada es de mucha moto y poco pueblo.

Mucha curva y paisajes preciosos, subiendo y bajando puertos todos bien asfaltados y con mucha moto por la zona, aunque hay que ir con cuidado que detrás de una curva nunca sabes lo que te puede salir.

En mitad de una recta lo que nos salió fue un rebaño de ovejas con 3-4 mastines que inmediatamente se tiraron a por nosotros, menos mal que había un quitamiedos por medio y no les dejó pasar. Aceleramos y ahí os quedáis.

Paramos a tomar algo en Pola de Somiedo, pueblo también muy turístico. A partir de aquí se inicia la subida a Valle de Lago y los lagos de Saliencia, pero a partir del pueblo la carretera es muy mala, así que desistimos. A Valle de Lago no pueden subir los autocares porque no pueden maniobrar en las curvas.

Paramos a comer en el restaurante Leiguarda en San Antolín de Ibias. Demasiado caro para un pueblo (20 euros menú del día) aunque se come muy bien.

Por la tarde el día se pone chungo y amenaza lluvia, y efectivamente al poco rato empieza a llover, así que decidimos acortar para coger la autovía con dirección a Ponferrada, pero para ello nos tenemos que dirigir primero hacia Galicia, lo que implica mucha más lluvia. Menos mal que esta vez vamos preparados. Nos ponemos todo el equipo de agua  y no nos para de llover hasta que volvemos a entrar en Castilla y León. Llegamos al hotel y curiosamente nos dicen que por allí no ha llovido en todo el día.

No hay viaje que hagamos en moto que no nos llueva, incluso en julio.

Dormimos en el Hotel Rural Camino Médulas. Muy sencillo pero acogedor. El dueño superagradable nos explicó las mejores rutas para hacer en moto desde Ponferrada y luego nos dejó un salón para tomar una copa tranquilos. Para cenar pedimos unas pizzas a La Competencia. No muy grande pero estaba muy buena.

21/7 Ponferrada-Valle del Silencio-Peñalba de Santiago-Herrería de Compludo-Foncebadón-Salamanca

Desayunamos en el hotel y de nuevo carretera para recorrer el Valle del Silencio, zona famosa porque hubo monjes ermitaños que se retiraron a esta zona para vivir en paz, y vaya si la encontraron. Un valle profundo y estrecho donde hay tanta arboleda que no entra el sol en todo el día. La carretera aún hoy sigue siendo estrecha, aunque bien asfaltada.

Al final del valle se llega a Peñalba de Santiago, un pueblo precioso casi en lo alto de la montaña, con casa de piedra y tejados de pizarra y todas las calles con canales de agua, aquí sobra. Muy limpio y con una iglesia con arco doble muy original. El acceso a este pueblo desde el otro lado del valle es mucho mejor.

El guía turístico sube todos los días al pueblo en una BMW K1200. Moto bastante rara. Estaba en el parking donde dejamos las nuestras.

Volvemos hacia Ponferrada por otra carretera y cogemos de nuevo el Camino de Santiago pero en dirección contraria, y en un momento dado cogemos un desvío para ver la Herrería de Compludo, una forja basada en molinos de agua que aún se puede poner en funcionamiento, aunque sólo para los turistas. Hay pases a determinadas horas donde además de explicar el origen y funcionamiento la ponen en marcha. Muy interesante y además de las pocas oportunidades que tuvimos de hacer algo de senderismo, aunque fuese menos de un kilómetro.

Volvemos a retomar el Camino de Santiago y llegamos a un alto donde hay un mirador donde ya se divisa toda Castilla y además tiene un montículo que está hecho con las piedras que depositan los peregrinos que hacen el Camino. Ya hay unas cuantas.

Un poco más adelante llegamos a Foncebadón, pueblo empedrado muy bonito y parada casi obligatoria de los peregrinos porque está al final de la subida. Como es la hora de comer aprovechamos para engullir unas raciones en una terracita.

La idea inicial es ir a ver Valderas y Urueña, pero estamos reventados del palizón del día anterior bajo el agua, así que decidimos ir a tomar un café a Astorga (y comprar unas mantecadas) y dar por terminada aquí la aventura, y así los palentinos tiran por una carretera hacia Frómista y los salmantinos por otra.

Un precioso viaje para disfrutar de la moto tan sólo estropeado en parte por la lluvia, de la que nunca nos libramos.

 

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