Medio de transporte: Coche
Ruta (270 kms): Salamanca, Ledesma, Trabanca, Ambasaguas, Pozo de los Humos, Mirador del Picón del Moro, Mirador del Salto, Puente de la Molinera, Canchón del río Camaces, Vitigudino, Salamanca
Como seguimos condicionados por las restricciones de movilidad y no nos dejan salir de Salamanca, aprovechamos que hace solecito y que lleva lloviendo más de un mes para ir a ver los Arribes del Duero, a lo largo de La Raya con Portugal.
De camino hacia la frontera paramos en Ledesma para comprar sus famosas rosquillas en la pastelería de La Villa de Ledesma. Es como comer pipas, una vez que empiezas no puedes parar hasta que no te acabas la bolsa.
Seguimos adelante y paramos a comer en Trabanca. Como toda la hostelería está cerrada nos llevamos nuestras raciones de supervivencia, y paramos en una cafetería que está cerrada pero tiene terraza, así que le usurpamos una mesa para comer.
Vamos hasta Villarino de los Aires para ver un paraje poco conocido que se llama Ambasaguas (41.29278, -6.48179), que es el punto exacto donde se unen el río Tormes y el Duero, a los pies del salto de Villarino. El Tormes ya llega muy descafeinado porque por delante está el salto de la Almendra, que regula su caudal, y sólo dejan pasar el suficiente agua como para mantener la flora y la fauna. El GOOGLE MAPS nos manda por un sitio erróneo, hay que ir desde la plaza del pueblo. Nos acercamos desde allí hasta el Teso de San Cristobal (41.27963, -6.44132), que es un alto desde el cual hay unas vistas muy bonitas y tiene un merendero con barbacoa y fuente para comer tranquilamente.
Seguimos hacia el Pozo de los Humos, pero en vez de ir por el mirador de Masueco lo hacemos por Pereña que nos gusta más, ya que te permite ver el pozo desde la orilla de enfrente y me parece más impactante. Además desde esta ubicación se puede ver una preciosa cascada que desde el otro lado no se ve.
Con las lluvias del último mes resulta impresionante ver la cantidad de agua que lleva, de hecho incluso para acceder a los miradores debemos tener cuidado porque el agua circula libremente por las piedras del acantilado, y es fácil resbalarse.
Seguimos a lo largo del río Duero parando en los miradores. Primero en el del Picón del Moro y luego en el del Salto (de Saucelle). Nos hubiese gustado también parar en el salto de Aldeadávila, cerca de Villarino de los Aires, ya que según nos han dicho es tal la cantidad de agua que hay que han tenido que abrir las compuertas, y resulta impresionante ver la caída de agua del salto; pero si paramos en demasiados lugares se nos hace de noche y no nos da tiempo a ver todo lo que queremos.
Seguimos hacia el sur a lo largo de la frontera y paramos en el puente de la Molinera, construido sobre el río Huebra y donde su pendiente y estrechamientos hace que el río se precipite con violencia, formato rápidos salvajes de gran belleza.
A pocos kilómetros de aquí paramos en otro mirador, el del Canchón del río Camaces, desde donde se puede observar todo el valle y la confluencia de los ríos Huebra y Camaces. Precioso paraje.
Ya va anocheciendo, así que iniciamos la vuelta por Lumbrales haciendo parada en Vitigudino para comprar un pastel y tomar un café en una terraza (en el interior de los bares está prohibido).
Seguimos carretera y a casa.